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05 octubre 2006


Caída libre
Es increíble cuando miras por la ventana de un edificio a tres pisos de altura directamente hacia el amor de tu vida. Es verdad es increíble. Pero más increíble es que hayas cruzado la mirada con ese alguien. Te aturde, te hipnotiza, te envenena. ¿Qué es lo que sientes? Ni tu mismo lo sabes. Solo sientes y te dejas llevar.
Tiene espectaculares ojos, bonita sonrisa, la piel como de porcelana, como si de un cuadro renacentista se tratase y sientes que todo se vuelve cámara lenta cada vez que te cruzas con ese ser de otro planeta. Peco de superficial y nada más me queda aceptarlo. La idolatro. La deseo. Me pierdo. Me alejo.
Ni siquiera la conozco. Siempre se da la excusa del "no pertenezco a su círculo", ni si quiera un hola le lanzaste y ya hablas de círculos. Es que tiene enamorado. Exacto, lo tiene pero el hablarle o ser su amigo no le va a ser daño a nadie. Además, estudia otra carrera. Sí compare tas frito. Los peros sobran cuando de amor se trata. ¿Quién dijo amor? No fuiste tú. No. Yo menos.
Recobro el sentido y con lucidez miro de nuevo por aquella ventana una y otra vez.